Compliance y Cumplimiento Normativo: Claves para el éxito empresarial
Los términos como Compliance y Cumplimiento Normativo suelen usarse indistintamente, pero representan enfoques distintos y complementarios que vale la pena diferenciar claramente. Ambos son pilares esenciales para que las empresas operen de manera ética, segura y sostenible, pero entender sus diferencias puede marcar la diferencia en su implementación.
El Compliance es un concepto más amplio que abarca todo aquello que garantiza que la empresa no solo cumpla con las leyes, sino que también actúe según valores éticos, políticas internas y mejores prácticas internacionales. Se trata de construir una cultura organizacional basada en la transparencia, la responsabilidad y la sostenibilidad.
Por ejemplo, un programa de Compliance no solo establece controles para prevenir actos de corrupción, sino que también abarca la creación e implementación de políticas en áreas como finanzas, marketing, jurídica, ética, Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) y otras áreas clave de la organización. Su enfoque integral garantiza que todos los departamentos de la empresa estén alineados con los principios de cumplimiento, promoviendo una capacitación más profunda que impacta desde los niveles operativos hasta la alta dirección.
Además, estos programas incorporan capacitaciones regulares, códigos de conducta, mecanismos de denuncia efectivos y herramientas para evaluar y gestionar riesgos. Con este enfoque amplio, el Compliance no solo protege la reputación empresarial, sino que también optimiza procesos internos y genera confianza en los clientes, colaboradores y socios estratégicos.
Por otro lado, el Cumplimiento Normativo está específicamente orientado al cumplimiento de las leyes y regulaciones aplicables al sector o actividad de la empresa. Es el “qué” y el “cómo” la empresa debe seguir las normas legales vigentes para operar de manera legítima y evitar sanciones.
En Colombia, existen regulaciones específicas que forman parte del cumplimiento normativo obligatorio, como:
– SAGRILAFT: Diseñado para prevenir riesgos de lavado de activos y financiación del terrorismo.
– SARLAFT 2.0: Obligatorio para el sector de vigilancia privada, con énfasis en la identificación y monitoreo de riesgos asociados a actividades ilegales.
– SARLAFT Transporte: Enfocado en riesgos inherentes al sector transporte, como manejo de rutas y carga.
– PTEE: Programa para combatir la corrupción y fortalecer la ética empresarial.
– Protección de Datos Personales: Asegura el tratamiento adecuado de la información personal según la Ley 1581 de 2012.
El cumplimiento normativo se centra en garantizar que la empresa no incurra en infracciones legales, reduciendo así riesgos económicos, penales y reputacionales.
¿Por qué es importante entender la diferencia?
La diferencia principal radica en el alcance de cada concepto:
– Compliance abarca la cultura, los valores y las buenas prácticas que van más allá de lo legal. Es una estrategia empresarial para construir sostenibilidad y confianza.
– Cumplimiento normativo se limita a los requerimientos legales obligatorios. Es una herramienta de control para asegurar la legitimidad operativa.
Entender esta diferencia permite a las empresas adoptar un enfoque más estratégico. Mientras que el cumplimiento normativo asegura que se opere dentro de la ley, el Compliance amplía el panorama, generando un impacto positivo en la reputación y la rentabilidad.
Beneficios de implementar ambos enfoques
No se trata de escoger uno u otro; las empresas deben integrar ambos conceptos para maximizar sus beneficios. Al hacerlo, pueden obtener:
Protección legal y reputacional: Reducen sanciones y fortalecen la confianza de sus stakeholders.
Eficiencia operativa: Programas claros generan procesos internos más eficientes.
Mayor competitividad: Las empresas que priorizan la ética y el cumplimiento destacan en el mercado.
Retorno económico: Evitar sanciones y fortalecer relaciones comerciales tiene un impacto positivo en la rentabilidad.